Inventaron un cristal que dejaba pasar las
moscas. La mosca venía, empujaba un poco con la cabeza y pop ya estaba del otro
lado. Alegría enormísima de la mosca. Todo lo arruinó un sabio húngaro al
descubrir que la mosca podía entrar pero no salir, o viceversa, a causa de no
se sabe qué macana en la flexibilidad de las fibras de este cristal que era muy
fibroso. En seguida inventaron el cazamoscas con un terrón de azúcar adentro, y
muchas moscas morían desesperadas. Así acabó toda posible confraternidad con
estos animales dignos de mejor suerte.
Julio
Cortázar: Historias de cronopios y de famas.
– Describe tú un invento tan inútil como el del cristal que deja pasar las moscas. Cuenta lo que sucede con ese invento cuando se pone en práctica.
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